Pérdida de un ser querido
Si has perdido a un ser querido, es posible que pases por todo tipo de emociones. Es probable que estés triste, preocupado/a o incluso asustado/a. Tal vez no estabas preparado/a y te sientas impresionado/a y bastante confundido/a por la pérdida. Incluso puedes sentirte enojado/a, enfadado/a, engañado/a, aliviado/a, culpable, exhausto/a o simplemente vacío/a. Tus emociones pueden ser más intensas o más profundas de lo habitual, o estar entremezcladas de una manera que nunca antes habías experimentado. Todas estas emociones son reacciones naturales ante la muerte.
El duelo psicológico es el estado y proceso que sigue a la pérdida de un ser querido. Esta pérdida es definitiva y por ello se asocia generalmente a la muerte, pero se puede dar duelo sin muerte (como por ejemplo: tras la ruptura de una relación, en la que se tiene una pérdida).
Todos sabemos que perder un ser querido es una de las tragedias más graves que pueda sucedernos.
En ninguna otra situación como en el duelo, el dolor producido es TOTAL:
Nos duele lo que ya no podremos decirle, lo que ya no podremos hacer juntos, lo que ya no podremos contemplar juntos… lo que ya no podremos compartir juntos… lo que ya no podremos vivir juntos… Pero la vida sigue, sigue para los que se quedan y por eso hay que pasar a través del dolor para poder seguir adelante.
El duelo es la reacción normal después de la muerte de un ser querido. Supone un proceso más o menos largo y doloroso de adaptación a la nueva situación. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que comporta. La intensidad y duración del duelo depende de muchos factores: tipo de muerte (esperada o repentina, apacible o violenta…), de la intensidad de la unión con el fallecido, de las características de la relación con la persona perdida (dependencia, conflictos, ambivalencia…), de la edad…
- Duele el cuerpo.
- Duele el alma.
- Duele el recuerdo.
- Duele el momento.
- Duele el futuro.
- Duele la vida.
- Todo es dolor.
Integrar el duelo es todo un proceso que tiene como intención reconocer el dolor que nos produce la pérdida. Aceptar que nos duele, aceptar su ausencia, aceptar que ha muerto, manifestar el dolor e iniciar el camino de regreso a la realidad y a nuestro propio orden de las cosas. Recordando lo vivido con esa persona, recordarlo dentro de nuestra existencia tal como fue mientras vivía. Nos queda el tenerlo presente, en nuestro corazón; no lo que fue, sino lo que nos hizo ser: hijo/a, hermano/a, padre, madre, esposo/a, amigo/a, etc.